Uno de los hitos en la historia de la industria juguetera mundial, fue aquél día en que Ruth Handler presentara en la feria de New York, una muñeca que no era un bebote. Ruth lo había entendido: "Las niñas no desean jugar a ser mamás. Quieren jugar a ser grandes". Todo comenzó a finales de 1959.
En mis recorridas de mercado, suelo visitar jugueterías y comprobar el espacio en góndola ganado por Barbie en sus diferentes versiones. Todas presentando un modelo de mujer ideal, independiente y moderna. Otro aspecto importante tiene que ver con la moda.
En los 60 Barbie tenía un vestuario inspirado en Jackie Kennedy, en los 70 usaría pantalones campana con flores, en los 80 hombreras y luego elegiría los exclusivos modelos de Armani, Gucci o Jean Paul Gaultier. Esta capacidad de innovar, de presentar desde una azafata hasta a una maestra; de una princesa a una estrella de rock; esta habilidad creativa, ha permitido que Mattel sea líder indiscutido en este mercado.
Hoy la comercialización del producto no sólo pasa por el canal tradicional de las jugueterías. Encontré en uno de los más importantes shoppings de Buenos Aires, una tienda Barbie, con indumentaria, cosméticos, y obviamente muñecas para niñas. Es decir, un negocio a medida de ellas, para que vivan su fantasía de tener otra edad sin dejar de ser pequeñas.
18 millones de niñas registradas en el sitio BarbieGirls.com demuestra a las claras un éxito indiscutido.
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